18/5/22

Conexiones: Stanley Kubrick, Keith Johnstone y el sentido de la vida

Eric Norden: Si la vida no tiene ningún propósito, ¿crees que vale la pena vivirla?

Stanley Kubrick: Sí, para aquellos de nosotros que de alguna manera logramos sobrellevar nuestra mortalidad. El propio sinsentido de la vida obliga al hombre a crear su propio sentido. Los niños, por supuesto, comienzan la vida con un sentido de asombro inmaculado, una capacidad de experimentar una alegría total ante algo tan simple como el verdor de una hoja; pero, a medida que envejecen, la conciencia de la muerte y la decadencia comienza a influir en su conciencia y erosiona sutilmente su alegría de vivir, su idealismo y su asunción de la inmortalidad. A medida que un niño madura, ve la muerte y el dolor por todas partes a su alrededor, y comienza a perder la fe en la bondad última del hombre. Pero si es razonablemente fuerte, además de afortunado, puede emerger de ese crepúsculo del alma hacia un renacimiento de su ímpetu por la vida. Tanto por conciencia de la falta de sentido de la vida como a pesar de ella, puede crear un nuevo sentido de propósito y afirmación. Puede que no recupere el mismo sentido puro de asombro con el que nació, pero puede dar forma a algo mucho más duradero y sostenible.

El hecho más aterrador del universo no es que sea hostil sino que sea indiferente; pero si podemos llegar a un acuerdo con esta indiferencia y aceptar los desafíos de la vida dentro de los límites de la muerte, nuestra existencia como especie puede tener un significado y una realización genuinos. Por muy grande que sea la oscuridad, debemos proporcionar nuestra propia luz.

- Extracto de la imperdible entrevista realizada por Eric Norden a Stanley Kubrick en 1968 para la revista Playboy.


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Al ir creciendo, me empecé a sentir incómodo. Tenía que hacer un esfuerzo consciente para "pararme derecho". Pensaba que los adultos eran superiores a los niños y que los problemas que me preocupaban se arreglarían gradualmente. Me perturbaba mucho darme cuenta que si iba a cambiar para mejor, tendría que hacerlo por mi propia cuenta.

Descubrí que tenía serios problemas de lenguaje, peores que los de otras personas. Comencé a comprender que había algo que realmente no funcionaba en mi cuerpo, empecé a considerarme como un lisiado en el uso de mí mismo (tal como un gran violinista tocaría mejor en un violín barato de lo que yo lo haría en un Stradivarius). Mi respiración estaba inhibida, mi voz y mi postura estaban arruinada, algo andaba muy mal con mi imaginación -de hecho, se me estaba dificultando tener ideas. ¿Cómo era posible que hubiese ocurrido esto si el Estado había gastado tanto dinero en educarme?

 Las demás personas no parecían percibir mis problemas. A todos mis profesores lo único que les importaba era si yo era un ganador. Quería tener la postura de Gary Cooper, ser seguro y saber cómo devolver la sopa si estaba fría, sin que el camarero se sintiera obligado a escupir en ella. Salí del colegio con una postura peor, una voz peor, con peores movimientos y mucha menos espontaneidad que cuando entré. ¿Era posible que la enseñanza hubiera tenido un efecto negativo?

 [...] Intenté resistirme a mi enseñanza, pero acepté la idea de que mi inteligencia era la parte más importante de mí. Trataba de ser inteligente en todo lo que hacía. El daño fue mayor en aquellas áreas donde mis intereses y los del colegio parecían coincidir: la escritura, por ejemplo (escribí y reescribí hasta que perdí toda mi fluidez). Olvidé que la inspiración no es intelectual, que no es necesario ser perfecto. Al final me negaba a hacer intentos por temor a fracasar y mis primeros pensamientos nunca parecían ser suficientemente buenos. Todo debía ser corregido y ordenado.

El hechizo terminó cuando yo tenía veinte años. Vi "Earth" de Dovzhenko, una película que es un libro cerrado para mucha gente, pero que a mí me lanzó a un estado de exaltación y confusión. [...] En un instante supe que valorar a los hombres por su inteligencia es una locura, que los campesinos observando la noche probablemente sienten más que yo, que tal vez el hombre que baila sea superior a mí -atado a las palabras e incapaz de bailar. Desde entonces me di cuenta cuán corruptas son muchas personas de gran inteligencia y comencé a valorar a la gente más bien por sus acciones que por sus pensamientos.

 Johnstone, K. (1990). Impro. Cuatrovientos. 


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Bonus track: El universo se expande, una de las memorables secuencias de Annie Hall (1977), de Woody Allen

27/4/21

Conexiones: Lao Tzu y Marco Aurelio

Al despuntar la aurora, hazte estas consideraciones previas: me encontraré con un indiscreto, un ingrato, un insolente, un mentiroso, un envidioso, un insociable. Todo eso les acontece por ignorancia de los bienes y de los males. Pero yo, que he observado que la naturaleza del bien es lo bello, y que la del mal es lo vergonzoso, y que la naturaleza del pecador mismo es pariente de la mía, porque participa, no de la misma sangre o de la misma semilla, sino de la inteligencia y de una porción de la divinidad, no puedo recibir daño de ninguno de ellos, pues ninguno me cubrirá de vergüenza; ni puedo enfadarme con mi pariente ni odiarle. Pues hemos nacido para colaborar, al igual que los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes, superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es contrario a la naturaleza. Y es actuar como adversario el hecho de manifestar indignación y repulsa.

- Marco Aurelio. Meditaciones (Libro II).


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Porque su corazón ama la paz y la tranquilidad,
para él incluso una victoria no es causa de regocijo. 

- Lao Tsu. El Tao de la gracia (El compasivo vence).

18/12/16

Conexiones: Vygotsky, Jodorowsky, Ingarfield y Kant, sobre el preguntar útilmente

Es mucho más significativo responder a la pregunta correcta incluso aunque sea aproximadamente, que responder a la pregunta equivocada de manera exacta.
- Vygotsky (1982). Historical meaning of crisis y psychology: A methodological study. Moscú: Pedagogika.


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 - La primera fila de viñetas creo que es un "regalo" del generoso Jodorowsky. La conexión que aquí planteo es con lo que cuenta en las seis siguientes viñetas. -

- Jodorowsky, A. (1969). Fábulas Pánicas. 


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"Si estás comenzando a moverte por un túnel y lo que estás buscando es luz, donde hay más luz es ahí atrás, con lo que la tentación es darse media vuelta y decirse a uno mismo: "esto es demasiado complicado para mí". Quizás sea cuestión entonces, si entras en un túnel, de empezar a andar a tientas, de empezar a utilizar otros sentidos, no tanto la luz, utilizar el equilibrio, el sentido del espacio, etc."
- Tim Ingarfield, utilizando esta metáfora para hablar de la incomodidad que produce la confusión en los procesos de aprendizaje, y, más importante, de la propia utilidad de tal incomodidad para moverse a efectos de aclarar dicha confusión, en un curso del Máster en Docencia Universitaria del año 2010, en la Universidad de Alcalá.


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Cuando se trata del desarrollo científico, todas las dificultades han de ser expuestas e incluso nosotros debemos buscarlas, por muy bien escondidas que se encuentren en el camino, pues toda dificultad exige una solución que no se puede encontrar sin que la ciencia gane bien en extensión, bien en determinación; de modo que incluso los obstáculos se convierten en medios para promover la minuciosidad de la ciencia. Por el contrario, si las dificultades son deliberadamente ocultadas o eliminadas meramente mediante paliativos, entonces tarde o temprano estallarán en problemas incurables que llevarán a la ciencia a la ruina en un completo escepticismo. (énfasis del autor).
- Kant, I. (2007). Critique of pure reason. (Originally published in 1787). In N. K. Smith (Ed.), Critique of pure reason. Immanuel Kant. Revised second edition. New York: Palgrave McMillan.

13/12/16

Conexiones: VV. AA. Sobre el escribir en tercera o en primera persona

La crónica, además, es el periodismo que sí dice yo. Que dice existo, estoy, yo no te engaño.

El lenguaje periodístico habitual está anclado en la simulación de esa famosa «objetividad» que algunos, ahora, para ser menos brutos, empiezan a llamar neutralidad. La prosa informativa (despojada, distante, impersonal) es un intento de eliminar cualquier presencia de la prosa, de crear la ilusión de una mirada sin intermediación: una forma de simular que aquí no hay nadie que te cuenta, que «esta es la realidad».

El truco ha sido equiparar objetividad con honestidad y subjetividad con manejo, con trampa. Pero la subjetividad es ineludible, siempre está.

Es casi obvio: todo texto (aunque no lo muestre) está en primera persona. Todo texto, digo, está escrito por alguien, es necesariamente una versión subjetiva de un objeto narrado: un enredo, una conversación, un drama. No por elección; por fatalidad: es imposible que un sujeto dé cuenta de una situación sin que su subjetividad juegue en ese relato, sin que elija qué importa o no contar, sin que decida con qué medios contarlo.

Pero eso no se dice: la prosa informativa se pretende neutral y despersonalizada, para que los lectores sigan creyendo que lo que tienen enfrente es «la pura realidad», sin intermediaciones. Llevamos siglos creyendo que existen relatos automáticos producidos por esa máquina fantástica que se llama prensa; convencidos de que la que nos cuenta las historias es esa máquina-periódico, una entidad colectiva y verdadera.

Los diarios impusieron esa escritura «transparente» para que no se viera la escritura: para que no se viera su subjetividad y sus subjetividades en esa escritura: para disimular que detrás de la máquina hay decisiones y personas. La máquina necesita convencer a sus lectores de que lo que cuenta es la verdad y no una de las infinitas miradas posibles. Reponer una escritura entre lo relatado y el lector es (en ese contexto) casi una obligación moral: la forma de decir aquí hay, señoras y señores, señoras y señores: sujetos que te cuentan, una mirada y una mente y una mano.
Nos convencieron de que la primera persona es un modo de aminorar lo que se escribe, de quitarle autoridad. Y es lo contrario: frente al truco de la prosa informativa (que pretende que no hay nadie contando, que lo que cuenta es «la verdad»), la primera persona se hace cargo, dice: esto es lo que yo vi, yo supe, yo pensé; y hay muchas otras posibilidades, por supuesto.
- Caparrós. M. (2007). Por la crónica. Ponencia presentada en el IV Congreso Internacional de la Lengua Española.


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Dado que el rol del investigador es por lo común una parte integral de la investigación cualitativa, yo escribo mis relatos descriptivos en primera persona. Y de hecho insto a otros (en el caso de que se les esté permitido) a hacer lo mismo. Reconozco que todavía hoy hay algunos académicos y editores que prefieren que el trabajo académico sea escrito en tercera persona. […]

Reconocer la naturaleza crítica del rol del observador y de la influencia que tienen sus apreciaciones y valoraciones subjetivas en el trabajo cualitativo hace todavía más importante el mantener a los lectores al tanto de dicho rol, de dicha presencia.
- Wolcott, H. (2001). Writing up qualitative research. California: Sage.


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[…] la aparente ausencia de un estilo en la escritura científica se reconoce ahora como un recurso retórico por derecho propio. Es decir, “el estilo del no-estilo” es el estilo de la escritura científica.

Al revisar la retórica de la escritura científica P. Atkinson (1990) señala que el estilo y formato "estándar" "no informa literalmente el proceso de descubrimiento, sino que impone una lógica reconstruida. Se enfatiza un descubrimiento inductivo de los hechos, mientras que el papel de los intereses personales y las circunstancias es eludido. Es más, el artículo científico no es meramente informativo, sino que también es persuasivo" (p.43). Es decir, el uso de la voz pasiva y de la tercera persona, la estricta separación entre método y resultados, y entre éstos y la interpretación, y la recurrente apelación a la significatividad y la validez son intencionados, según Sandelowski (1994), para persuadir a lector de que lo que está leyendo es ciencia y no arte, y que los hallazgos que se reportan son objetivos y no contaminados por el corazón o la mente del investigador.
Lo que distingue al arte de la ciencia no es la presencia de recursos retóricos (persuasivos) y literarios en el uno y su ausencia en el otro […] tanto la novela como el informe de investigación son modos de representar la realidad, no de presentar la realidad en sí misma. Los científicos no menos que los artistas intentan persuadir a su audiencia sobre el valor y la validez de sus hallazgos empleando para ellos estrategias orales y escritas para reivindicarse […] El informe de investigación convencional no es una forma artística menos estilizada de lo que es una novela o un poema. -Sandelowski, 1994, p. 53

De hecho, Plummer enfatiza que si el investigador no adopta las convenciones de este estilo, los lectores no le tomarán en serio como científico: “es por eso que la ciencia tiene que parecer que persuade” (2001:169). Tal como Eisner comenta:
Los investigadores hablamos de nuestros hallazgos, como diciendo que hemos descubrimos el mundo en vez de construirlo. En nuestra discusión de decimos “se desprende que…”, dando a entender que no tenemos ninguna responsabilidad por cómo son las cosas. Hablamos y escribimos en una voz vacía de cualquier indicio de que hay un yo personal detrás de las palabras que pronunciamos; nos referimos a “el autor”, “el sujeto”, “el investigador”, o, milagrosamente multiplicamos nuestra individualidad y escribimos sobre lo que “nosotros” hemos encontrado. Todas estas convenciones lingüísticas son, paradójicamente, recursos retóricos diseñados para persuadir al lector de que nosotros, como individuos, no tenemos ninguna firma que asignar a nuestro trabajo.
- Sparkes, A. (2002). Telling Tales in Sport and Physical Activity: A Qualitative Journey. London: Human Kinetics.


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- Cuadros de Octavio Ocampo: Mujer en flores, Mariposa a la flor, y Mujer y flores, respectivamente, ante los que cabría preguntarse, a colación de lo anterior, qué diferencia habría entre contemplarlos desde una "objetiva y despersonalizada" tercera persona y una "subjetiva y personal" primera persona. Fuente: Kawsay Puriy

20/5/15

Conexiones: Ravenette, Sagan, Bateson y lo científico

Desafortunadamente, se ha considerado que la "ciencia" es una cosa especial en sí misma, algo que es ajeno a nuestras vidas cotidianas, algo que requiere un estudio especial, métodos especiales y leyes especiales. Pero nuestras propias vidas constituyen una aventura a lo desconocido. Hacemos que el futuro sea reconocible viviendo, y comprensible estableciendo predicciones sobre lo que pueda suceder. No siempre manifestamos nuestras previsiones; algunas previsiones han sido validadas con tanta frecuencia que los resultados los damos por hecho. No siempre establecemos previsiones específicas y somos sorprendentemente tolerantes, bajo ciertas circunstancias, con los resultados de nuestras aventuras. Sin embargo, nuestras previsiones estarán muy relacionadas con los resultados de las predicciones anteriores.

Visto de este modo, los individuos están experimentando continuamente con su propia conducta. La conducta no sólo es una respuesta, también puede ser una pregunta, al mismo tiempo

[...]

Cada vez que actuamos, hablamos o nos mantenemos en silencio esperamos que algo ocurra o no, tenemos ideas sobre cuál será el siguiente paso en la secuencia de la vida. Lo que hace que nuestra vida sea interesantes es que algunas de nuestras expectativas no siempre se satisfacen, aunque otras sí. Si siempre se produjeran, pronto nos aburriríamos de la vida. Por otra parte, si nunca pudiéramos establecer previsiones viviríamos como inmersos en la niebla.
- Ravenette, T. (2002). El Constructivismo en la Psicología Educativa. Bilbao: Decleé.


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Si viviéramos en un plantea donde nunca cambia nada, habría poco que hacer. No habría nada que explicarse. No habría estímulo para la ciencia. Y si viviéramos en un mundo impredecible, donde las cosas cambian de modo fortuito o muy complejo, seríamos incapaces de explicarnos nada. Tampoco en este caso podría existir la ciencia. Pero vivimos en un universo intermedio, donde las cosas cambian, aunque de acuerdo a estructuras, a normas, o según nuestra terminología, a leyes de la naturaleza. Si lanzo un palo al aire, siempre cae hacia abajo. Si el Sol se pone por el oeste, siempre a la mañana siguiente sale por el este. Y así comienza a ser posible explicarse las cosas. Podemos hacer ciencia y por mediación de ella podemos perfeccionar nuestras vidas.

Los seres humanos están bien dotados para comprender el mundo. Siempre lo hemos estado. Pudimos cazar animales o hacer fuego porque habíamos comprendido algo. Hubo una época anterior a la televisión, anterior a las películas, anterior a la radio, anterior a los libros. La mayor parte de la existencia humana ha transcurrido en esa época. Sobre las ascuas mortecinas de un fuego de campaña, en una noche sin luna, nosotros contemplábamos las estrellas.
- Sagan, C. (2004) Cosmos. Madrid: Planeta.


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La ciencia, como el arte, la religión, el comercio, la guerra y hasta el dormir, se basa en presupuestos. No obstante, difiere de la mayoría de las otras ramas de actividad humana en esto: no sólo los senderos por los cuales discurre el pensamiento científico están determinados por los presupuestos de los hombres de ciencia, sino que el objetivo de estos últimos es la comprobación y revisión de los viejos presupuestos y la creación de otros nuevos.
- Bateson, G. Espíritu (Mente) y naturaleza.- 2a ed. 2a reimp.- Buenos Aires: Amorrortu, 2002.

22/3/14

Conexiones: Siemens, Bateson, Epistemología y Ontología

En una reunión con un grupo de estudiantes de doctorado de la semana pasada, una estudiante compartió su desafiante, e incluso emocionalmente agotadora, experiencia asistiendo a su primer curso de doctorado. Gran parte de lo que contó no se centró en su aprendizaje o en el contenido. Las dudas que ella compartió eran más bien sobre sí misma, sobre sus frustraciones en cuanto a integrar los estudios de doctorado con su vida personal y profesional, la fatiga del aprendizaje y lo abrumada que se sentía. Reflexiones personales como esta son importantes, pero por lo general no son consideradas cuando se habla de aprendizaje y de ser un estudiante exitoso.

[...]

El aprendizaje implica muchas dimensiones, pero fueron dos especialmente las que se destacaron en la conversación con mis estudiantes de doctorado: la epistemológica y la ontológica. La epistemología tiene que ver con el conocimiento. En el proceso educativo, esto significa centrarse en ayudar a los estudiantes a aprender los conocimientos (conceptos, ideas, relaciones) que un profesor haya determinado como importantes. La mayor parte del pensamiento sobre mejorar la educación se centra en el aspecto epistemológico del aprendizaje. Mientras la epistemología se dirige al "conocer", la ontología se ocupa de "ser" o "llegar a ser". Para muchos estudiantes este es el obstáculo más considerable para aprender. Nuestro sistema educativo y nuestras prácticas de enseñanza pasan por alto en gran medida los principios ontológicos. En su lugar, el foco se dirige al desarrollo del conocimiento a expensas de "llegar a ser un aprendiz". 
 
- SIEMENS, G. (2014) The vulnerability of learning. elearnerspace.org. URL: http://www.elearnspace.org/blog/2014/01/13/the-vulnerability-of-learning/
 
 
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En la historia natural del ser humano viviente, la ontología y la epistemología no pueden separarse. Sus creencias (por lo común inconscientes) acerca de qué clase de mundo es aquél en el que vive, determinarán la manera como lo ve y actúa dentro de él, y sus maneras de percibir y actuar determinarán sus creencias acerca de su naturaleza. El ser humano, pues, está ligado por una red de premisas epistemológicas y ontológicas que -independientemente de su verdad o falsedad últimas- se convierten parcialmente en autovalidantes para él.

Es una torpeza referirse constantemente a la epistemología y la ontología [...] No parece existir una palabra adecuada para cubrir la combinación de estos dos conceptos. Las aproximaciones más cecanas son "estructura cognitiva" o "estructura del carácter", pero estos términos no lograr sugerir que lo importante es un cuerpo de suposiciones habituales o premisas implícitas en la relación entre el hombre y el ambiente, y que esas premisas pueden ser verdaderas o falsas. Usaré, por ello, en el presente ensayo el término único de "epistemología" para abarcar ambos aspectos de la red de premisas que gobiernan la adaptación (o mala adaptación) al ambiente humano y físico. Para emplear el vocabulario de George Kelly, son éstas las reglas mediante las cuales un individuo "construye" su experiencia.

-BATESON, G. (1998) La cibernética del "sí-mismo" (self): una teoría del alcoholismo, en Pasos Hacia una Ecología de la Mente. Argentina: Lohlé-Lumen. pp.344.

13/10/13

Conexiones: Keeney, Anderson, dar clase

Harlene Anderson: Algunos sistemas y circunstancias maximizan las posibilidades de enriquecimiento profesional y personal; otros las minimizan. ¿Cuáles son las características de los sistemas y circunstancias que maximizan las oportunidades de aprender? ¿Cómo llega una experiencia de aprendizaje a ser significativa para quien aprende y para el mundo en que vive? ¿Cómo puede un maestro crear una atmósfera propicia para el aprendizaje? [...]  ¿Cómo estaremos dispuestos a aprender de nuestra experiencia cotidiana?

- ANDERSON, H. 1999. Conversación, Lenguaje y Posibilidades, Un Enfoque Posmoderno de la Terapia. Buenos Aires: Amorrortu. pp.320.


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Bradford Keeney: Lo ideal sería que los clínicos (maestros) dejaran atrás la dicotomía tradicional entre teoría y práctica clínica, y que se las vieran con ambos dominios de la terapia. A fin de desarrollar una perspectiva que abarque estos opuestos aparentes, tenemos que prestar atención a la epistemología. Siguiendo a Bateson, utilizó el término "epistemología" para designar las premisas básicas que subyacen en la acción y la cognición. Este examen de nuestros supuestos epistemológicos nos permitirá comprender más cabalmente cómo percibe, piensa y actúa el clínico en el curso de la terapia. Por otra parte, el cambio epistemológico es el más profundo que los seres humanos son capaces de manifestar, ya que significa transformar la propia manera de vivenciar el mundo.

Para don Juan, el maestro de Castañeda, "detener el diálogo interno" era el requisito previo para experimentar una epistemología alternativa:
El primer acto de un maestro consiste en inculcar a su alumno la idea de que el mundo tal como lo concebimos sólo es una visión, una descripción del mundo. Todos los empeños del maestro tienden a demostrar esto a su aprendiz. Pero aceptar este hecho parece ser una de las cosas más difíciles de lograr; nos gusta seguir atrapados en nuestra particular visión del mundo, que nos obliga a sentir y actuar como si lo supiéramos todo acerca de él. Un maestro, desde el primerísimo acto que ejecuta, procura detener esa visión. Los brujos lo llaman "parar el diálogo interno", y están persuadidos de que es la técnica más importante que el novicio puede aprender (Castaneda, 1974, pág. 231).
 - KEENEY, B. 1994. Estética del Cambio. Barcelona, Paidós. pp.21-22.

Conexiones: Keeney, Bandler, Grinder, distinciones, lenguaje y comunicar

Bradford Keeney: El punto de partida de la epistemología es, entonces, el observador que establece distinciones a fin de observar; y lo que el observador observa puede ser descrito. Aquí surge una situación interesante, a saber: las descripciones mismas consisten en establecer distinciones en lo que observamos. Se inaugura así una recursión: establecemos distinciones a fin de observar, y luego establecemos distinciones a fin de describir lo que observamos.

- KEENEY, B. 1994. Estética del Cambio. Barcelona, Paidós. pp.39.


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Richard Bandler y John Grinder: El empleo del lenguaje para comunicarse es de hecho un caso especial del uso del lenguaje para representar. Desde este punto de vista, la comunicación es la representación para otros de nuestra propia representación. En otras palabras, utilizamos el lenguaje para representar nuestra experiencia, lo cual es un proceso privado. Luego usamos el lenguaje para representar nuestra representación de nuestra experiencia, lo cual es un proceso social.

- BANDLER, R., GRINDER, J. 2003. La Estructura de la Magia I, Lenguaje y Terapia. 13º Ed. Santiago: Cuatro Vientos. pp.61.